Para el turista moderno, la carga histórica y monumental de la Villa de Socuéllamos, es ya un atractivo más que suficiente para conocer este municipio. Al visitar el casco histórico de la Villa resulta obligado contemplar la Iglesia de Nª Sra. de la Asunción, gótico del siglo XVI, con su torre-campanario erigiéndose simbólica sobre los tejados.
A sus pies, la Casa-Palacio de la Encomienda o Antiguo Ayuntamiento, donde aún hoy se puede apreciar el antiguo escudo de armas de la localidad.
La Casa de los Mendoza, el caserón solariego de la ilustre familia socuellamina, es otra de las paradas imprescindibles. El conjunto arquitectónico presenta dos portadas de acceso y blasones en la fachada, entre los que destaca el perteneciente a Antonio de Mendoza, virrey de Méjico y Perú. Monumento de interés resulta también la Casa de la Inquisición, de fachadas blasonadas y piedra, relatan sin palabras este ilustre pasado de Socuéllamos, dando fe de un antiguo esplendor.

Y después de conocer el pasado, nos dirigimos al encuentro del prometedor presente. El centro comercial se localiza alrededor del Ayuntamiento y de la Plaza de la Constitución recientemente reformada, donde el templete protagoniza cálidas noches musicales en la época estival. Un paseo por las calles adyacentes nos muestra el bullicio y la intensa actividad de sus gentes y nos lleva hasta el Parque Municipal, donde podemos dar un gratificante paseo y visitar el Complejo Torre del Vino, subir al espectacular mirador y visitar el museo. El paseo continuará con dirección al Centro de Arte ‘Carmen Arias’, ubicado en una casona típica manchega donde confluyen tradición y modernidad. En él se pueden cotemplar las exposiciones de pintura, fotografía o arqueología. Aquí se mantiene en pie uno de los ejemplos más característicos de la arquitectura industrial de Socuéllamos: una chimenea o Chimeneón, parte de las antiguas alcoholeras que poblaban la Villa hace años y por la que no ha pasado el tiempo.

No se puede abandonar Socuéllamos, sin hacer un recorrido por el Santuario de la Virgen de Loreto, un edificio aislado, construido en una sola nave, en el s. XVII con remodelaciones del S XX, donde se puede visitar a la Patrona de la localidad, la Virgen de Loreto. La ermita está situada en un parque con referencias al vino, ya que es en él donde se celebra en septiembre la Fiesta Internacional del Vino de la Mancha, Manchavino, y los actos en honor a la Patrona.

Tampoco se puede dejar de visitar la plaza de toros, original coso taurino, de ocho metros de altura, construido a partir de un "tronco de cono vaciado", con escombros procedentes de derribos de construcciones.